El mercader representa el conflicto entre un padre, Demifón, y su hijo, Carino, por asegurarse la propiedad y el cariño de Pasicompsa, cortesana que este se ha traído al volver a Atenas tras dos años en Rodas como mercader. Allí lo había enviado su padre para apartarlo de una vida disoluta. De tal palo, tal astilla, dice el refrán, y de modo paralelo ambos planean vendérsela a su vecino Lisímaco el padre y a su amigo Éutico el hijo, a su vez padre e hijo, con el fin común de tenerla a su disposición sin despertar sospechas.
Esta comedia pertenece al primer período de la producción plautina pero en ella se aprecian ya las características propias de su autor: tramas rebuscadas, equívocos, interpretación literal de las metáforas como recurso cómico o aparición de personajes tipo, como el viejo libidinoso, el joven enamorado o el esclavo que asiste a su amo. Hay también dos monólogos moralizantes [
]: el monólogo feminista si se me permite el anacronismo de Sira y el de Éutico proponiendo la promulgación de una ley que prohíba a los viejos tener amantes.
Cecilia Blanco Pascual, de la Introducción
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