Del amor apasionado por el entorno natural y humano de Matalavilla (Palacios del Sil, León), su pueblo, surge la inspiración de Ovidio. También el respeto y el esfuerzo por su conservación, concebidos como un todo armónico, del que brotan unas veces la ecología, otras el afán por legar a la posteridad costumbres y tradiciones. Además, empeñado en mantenerlas vivas, también nos deleita con su recreación como artesano de la madera, de la piedra
y del lenguaje.
El resultado, en este último caso, son aportaciones al estilo del cuento LOsu, la zorra y las abejas, que nos remite a otros que aleccionaron a tantas generaciones, narrados, como si de un rito se tratara, al calor del char, en las largas y frías nueites (noches) invernales.
Adolfo Fernández Pérez
L’osu, la zorra y las abejas
Los cuentos del char