Con Las euménides se cierra la Orestíada, una trilogía en la que no faltan los tres ingredientes de que se alimentó la tragedia griega: el épico, el mitológico y los ritos funerarios. A raíz de la guerra de Troya, Orestes, asesino de su madre Clitemnestra, que a su vez había asesinado a su marido Agamenón, se ve arrastrado por la espiral del crimen de la venganza de sangre y la búsqueda de la justicia.
Ismaíl Kadaré, Esquilo. El gran perdedor, Siruela, 2006.
Ni anarquía ni tiranía, es el lema de Las euménides, donde se previene contra los riesgos del expansionismo ateniense bajo la imagen de la expedición contra Troya y sus excesos. Esquilo, demócrata convencido, ilustra al pueblo que ha venido a presenciar el espectáculo: le incita a la justicia, a la moderación, a la concordia, al perdón. En Las euménides el ciclo de la violencia se cierra. Dictará sentencia un tribunal, no arcaicas deidades ansiosas de sangre. Se inaugura un mundo más humano.
Francisco Rodríguez Adrados, introducción a Las euménides, Gredos, 2010
Las euménides
Versión de Jesús Ricardo Martín Fernández