De Charles Dickens se han subrayado siempre su gran capacidad descriptiva y su maestria en la definición de personajes muy diversos para cuyo retrato le basta con unas pocas pinceladas. Tal virtud resulta bien patente en Canción de Navidad, pero conviene, no obstante, hacer una matización. El ritmo de la narración no permite, en lo que a la mayoría de los personajes concierne, una observación muy detallada; por lo que respecta a Scrooge, sin embargo, puede decirse que asistimos a la creación de uno de los tipos literarios más acabados de toda la obra de Dickens. El narrador de Canción de Navidad tiene tiempo para ir perfilando, con enorme vigor, los rasgos que definen al viejo avaro y nos explican su evolución y conversión.
Del Comentario de Jesús de Campo.
Página actualizada el 25.2.2003