AGOTADO
¿Por qué Boni Pérez siente tanto aprecio por los errores? Por su cabeza deambula gente que usó una estrategia equivocada, personajes revelados en el momento en que debieron salir huyendo, pero no lo hicieron. Ajenos al valor, no obstante. Gobernados de lejos por algún poder insensible. O, mejor entregados a un poder inexistente, como el profesor que se somete al falso mando a distancia que manejan sus alumnos.
La Muerte dispara generosamente a las páginas de Algunos signos de los tiempos, y nadie busca parapeto contra sus balas. La más clásica navaja, o un animal de compañía, o un galardón: todo vale para concluir y consumar, más o menos cínicamente, el tejido de resentimientos y soledades que adivinamos en los últimos gestos de las víctimas.
Los disparos que no matan astillan la ciudad y el fin del siglo. Boni Pérez disfruta maltratando lo cotidiano, quizá vengándose de ello. Así, en estos trece relatos, lo imprevisto asalta los lugares y las situaciones comunes, y nos impone una lógica distinta y unidireccional, a menudo trágica, por más que se envuelva en un discurso irónico.