Fue un personaje extraordinariamente singular (1755-1809); más interesante quizás en sí mismo que su propia obra; la cual -dicho sea de paso sin restarle el mérito que le corresponde -presenta «curiosas coincidencias» con el libro de Fauchard. Sus frecuentes apariciones en anuncios publicitarios de la prensa local madrileña, de la que fue asiduo, permiten seguir con cierto detalle el desarrollo de su vida profesional.
En 1791, Pérez Arroyo se anunciaba en el Diario de Madrid como «cirujano hernista» (especialista en hernias). Al respecto, debe precisarse que en aquella época los cirujanos no eran médicos, esto es, no tenían formación universitaria ni la consideración social de aquellos. En el citado anuncio, don Félix explicaba que había inventado varias clases de bragueros, pesarios para el útero, y una «máquina» contra la incontinencia urinaria. También informaba que hacía y ponía dientes «imitados a los naturales».
En 1793, en un nuevo anuncio en el mismo medio, Pérez de Arroyo se definía como cirujano hernista de los Reales Hospitales Generales y Pasión de esta Corte e informaba que había obtenido permiso del Real Tribunal del Proto.
En 1798, sigue anunciando bragueros y la resina del ocuge, pero ya se orienta claramente hacia la Odontología.
Sabemos que, por estas fechas, Pérez Arroyo estaba preparando su libro, ya que el 20 de septiembre de 1798 la Real Academia de Medicina de Madrid recibió una orden del Consejo « pidiendo censura de la obra de Don Félix Arroyo, Cirujano Hernista de los Rs. Hospitales sobre las operaciones de los dientes». Los censores reclaman «se pase oficio al Consº diciendo que para juzgar del mérito de la traducción, necesita la Academia del original» (en referencia al Le Chirurgien dentiste de Fauchard). Esto es, el libro de Pérez Arroyo se plantea inicialmente como traducción de parte de la obra del francés. En 1799, se publica en Madrid su libro Tratado de las operaciones que deben de practicarse a la dentadura, en cuyo frontis el autor se autodenomina «cirujano hernista que ha sido de los Reales Hospitales de esta Corte», dando a entender que había cesado ya en esta actividad.
Félix Pérez se ve impulsado a escribir esta obra, según nos cuenta en la introducción de su tratado, porque «los Autores que han escrito de las enfermedades y operaciones de Cirugía, no han tratado con extensión, respecto a la dentadura, de las muchas enfermedades que pueden producirse en la boca, las cuales describe el célebre Cirujano Dentista Mr. Fauchard en ciento y treinta enfermedades realmente distintas las unas de las otras».
Emilio Suárez Nimo (Introducción al Tratado de las operaciones).