Anónimo | Descubierto por el conde Aleksei Musin-Puskhin en 1795 dentro de un cronógrafo adquirido al monasterio de Spassoyaroslavski, copiado en 1796 para disfrute de Catalina II la Grande, alabado desde 1797 en las páginas de los principales periódicos de la Europa culta por Nikolai Karamzín y publicado por vez primera en su versión moderna en el año 1800, el Slovo o polku Ígovere o Canto del príncipe Igor, redactado por mano anónima a finales del siglo XII, constituye junto a la Zadónschina o Canto de más allá del Don uno de los monumentos fundacionales de la literatura rusa y, desde el momento de su descubrimiento, debido a la singularidad de su belleza y a su enorme fuerza expresiva, ha suscitado un especial interés no sólo entre los estudiosos de la lengua vernácula, sino entre poetas, escritores, pintores y músicos, al punto de convertirse en una de las piedras angulares que constituyen eso que, a lo largo del tiempo, se ha dado en llamar "el alma rusa". |